Vivimos en un mundo donde las prohibiciones son parte de nuestras vidas, esto sucede como consecuencia de la confrontación de los derechos de una población cada vez más diversa y tecnológicamente más avanzada. Las ciudades se masifican y son ya los pocos espacios donde la tranquilidad destaca por su ausencia. Por este motivo y para que el descanso de unos no se vea vulnerado por aquellos que viven del ocio, se pueden encontrar noticias tan curiosas como las de controlar el ruido con policías del ocio y medidores acústicos.
Al menos esa es la idea que en Murcia llevan ya poniendo en práctica desde hace dos años. Estos agentes del orden van haciendo patrullas por los locales de ocio de la ciudad, controlando que tanto en su interior como en sus terrazas no superen los límites de ruido establecidos por su ayuntamiento.
Actualmente son los consistorios los que tienen mayor libertad para establecer por su cuenta estos límites, atendiendo claro está a unos estudios y a la demanda de la propia ciudadanía. Estos estudios vienen por las regulaciones establecidas en SICA: Sistema de Información sobre Contaminación Acústica, aunque hay que recordar que a nivel autonómico ya existe una política comunitaria general que sigue las normativas nacionales y europeas.
Pero al margen del control directo que puedan hacer las patrullas urbanas, también se va incrementando el uso de semáforos o medidores acústicos como medida disuasoria y que funcionan de manera autónoma, no ya en los centros urbanos, los podemos ver en las aulas en institutos y colegios. Estos dispositivos ayudan a regular el ruido del entorno avisando con una señal luminosa y dejando un mensaje registrado a quienes tienen que emprender medidas de control.
Cortinas acústicas para evitar el ruido en Murcia
Todas las incidencias que se registran van a conformar lo que se llama un mapa del ruido, que marca los lugares en color rojo y violeta con mayores incidencias. Pero, ¿realmente funcionan estas medidas?. En muchos lugares ya se imponen hasta multas, en concreto a locales de ocio o incluso a particulares que son denunciados por otros vecinos. En estos últimos casos hay quienes graban con medidores acústicos los ruidos molestos de sus vecinos y los usa como prueba ante la justicia.
Otra forma de usar estos instrumentos de medición acústica es para conocer exactamente cuántos decibelios son los que se detectan en el interior de las viviendas con un sonómetro, para así instalar cortinas acústicas.
Lo que sí se constata de forma segura siempre es que los ruidos provocados por el tráfico rodado siguen siendo un problema de primer orden para muchas ciudades en términos de contaminación acústica, de ahí que en muchas viviendas opten cada vez más por aislar acústicamente con materiales absorbentes que atenúen los decibelios del ruido exterior.
Sin ser muy conscientes, los ruidos que soportamos día a día suelen oscilar entre los 35 y 85 decibelios: por debajo de los 45 se vive en un ambiente agradable, por encima de los 55 puede haber molestias y partir de los 85 decibelios cualquier persona manifiesta alteraciones.
La legislación nacional y europea sobre contaminación acústica exige la puesta en marcha de instrumentos de evaluación y gestión del ruido ambiental, con el fin de reducir la exposición a este tipo de contaminante ambiental, al menos es lo que se pretende con los medidores acústicos. Sin embargo, el grado de cumplimiento de los planes de acción es bajo tanto en número como por la metodología utilizada.
En otras ciudades como Huelva ya cuentan también desde 2017 con su propio mapa del ruido, contando equipos de monitorización del ruido ambiental, que distribuidos por toda la ciudad han conseguido el desarrollo de un sistema de recepción de datos de los diferentes tipos de fuentes, como ruido proveniente del tráfico, de la industria, el ferroviario y el ruido total en base a las distintas franjas temporales, con índices de ruido diurno, vespertino y nocturno.