La arquitectura de principios del siglo XIX en auditorios varía según el estilo, pudiéndose encontrar desde el punto de vista de la acústica de auditorios materiales a priori «fríos» para que el sonido pueda oírse sin reverberaciones excesivas, caracterizado por la piedra y la madera con total ausencia de revestimientos textiles.
Aparentemente estas construcciones, algunas de tamaño colosal parecen más destacar por su estilo barroco que por su acústica, pero nada más lejos de la realidad, existen edificios monumentales que nos asombran por su acústica, como es el caso del Musikverein.
En el siglo XXI, nos encontramos con diseños totalmente opuestos y en las recientes décadas con edificios arquitectónicamente modernos y sofisticados de líneas muy estilizadas, que por su arquitectura minimalista puede parecer a priori sobrios y aburridos por carecer de ornamentos visualmente atractivos.
Este tipo de auditorios priorizan fundamentalmente en sus materiales, construidos de forma inteligente para optimizar al máximo y ofrecer de forma variable la mejor acústica de auditorios.
Pese a ello, la Sala Dorada del Musikverein, construida y abierta al público el 6 de enero de 1870 está considerada una de las salas de concierto mejor dotadas para su excelente audición.
Por su singular y sencilla forma rectangular, en su interior se puede hacer lectura de unas claves que nos van a proporcionar en la práctica una excelente acústica.
En el caso de este gran auditorio, con sus 48 m de longitud, 19 m de anchura y 18 m de altura, cuenta con 1.744 asientos y unas 300 plazas de pie.
La acústica de auditorios con clasicismo
Gracias a su forma rectangular, el revestimiento en su mayoría de espacios en maderas nobles y en particular el espacio hueco bajo el suelo de su madera, hace que actúe como caja de resonancia.
Su falso techo de madera así mismo hace un efecto resonador convirtiendo el sonido en algo sublime para los oídos.
Aparentemente el diseño lineal pero clásico en tallados y muy recargado puede parecer frío por su textura, en contraposición a otros auditorios muy técnicos y vanguardista en la actualidad que se diseñan a tal efecto para conseguir un sonido perfecto.
El Musikverein nos sorprende al no tener ni tan siquiera unas cortinas acústicas, unas butacas tapizadas, difusores o paneles acústicos que siempre ayudan a acortar los tiempos de reverberación o a distribuir mejor el sonido.
Los expertos afirman que el hueco bajo el piso ha sido valorado técnicamente como si actuara en forma de una caja de resonancia que contribuye decisivamente a la calidad acústica.
Una arquitectura muy rectilínea pero acústicamente perfecta
Se ha dicho lo mismo de los elementos decorativos propios del kitsch decimonónico: cariátides, falsas columnas y guirnaldas que son huecas, de madera pintada y tal vez latón, que terminan contribuyendo a bajar el tiempo de reverberación.
En general las arquitecturas frías por su textura en materiales no porosos pueden causar una sensación de excesiva reverberancia, aunque como hemos visto en el caso de la Sala Dorada de Musikverein sus decorados arquitectónicos proporcionan la mejor acústica de auditorios de excelente calidad.
Por lo tanto, la buena visión del escenario más elevado que el patio de butacas o el aislamiento acústico exterior contribuyen a que este edificio histórico tenga una de las mejores acústicas del mundo.
Actualmente los precios de las entradas oscilan entre €35 y €1200 para el Concierto de Año Nuevo, entre €25 y €860 para el Concierto de Noche Vieja y entre €20 y €495 para el Ensayo General, dependiendo de la ubicación.
Eso sí sin antes tener una previsión de al menos un año desde que se convoca la inscripción al sorteo de entradas, así que, ya sabes, si el año que viene quieres pasar tu primer día del año escuchando música clásica de primera calidad y aplaudiendo con la Marcha Radetzky necesitarás inscribirte con mucho tiempo de antelación, tener mucha suerte, y una buena inversión.