Reducir contaminación acústica reduciendo contaminación ambiental
Parece una paradoja que de algo tan nocivo como el tabaco se puedan sacar ideas tan ingeniosas y beneficiosas como las que un grupo de investigadores de la Escuela Politécnica de la UEx en Cáceres han desarrollado.
El hecho en sí es que reciclando las colillas de los cigarrillos han demostrado que se consigue un absorbente acústico bastante aceptable en comparación con algunos de los materiales aislantes más usuales utilizados en la construcción.
Al menos eso es lo que se desprende de las pruebas que realizaron al introducir de forma comprimida una cantidad determinada de colillas en un tubo de impedancia acústica.
La idea puede parecer buena, aunque está en fase muy embrionaria y la verdad sea dicha, sintetizar y transformar las miles de sustancias de que se compone una colilla en un tejido o un panel para usar como absorbente acústico resta mucho.
Pero para que nuestros lectores puedan entender un poco mejor el concepto de aislamiento acústico, diremos que aislar un espacio y que esté libre de ruidos es cuanto menos difícil.
El caso es que para reducir los niveles sonoros en un lugar se han de estudiar múltiples factores, entre ellos están los elementos constructivos que lo rodean. Porque cuando un sonido entra en una habitación, al impactar contra un material no poroso ésta onda choca repetidamente de un lado a otro creando si cabe más distorsión y una sensación de más ruido.
Por tanto la utilización de un buen absorbente acústico es la clave para limpiar el sonido acortando los tiempos de reverberación, que es en definitiva el espacio temporal que tarda una onda sonora directa en decaer a una determinada intensidad.
Primeros ensayos como absorbente acústico
Dicho esto, con las pruebas que realizaron este grupo de investigadores consiguieron demostrar que de manera compacta las colillas de cigarrillos daban un resultado cercano al «1» como coeficiente de absorción acústica.
Con esta absorción el sonido se diluye y es ahí donde se busca un material que pueda usarse en diferentes campos. Imaginemos por un momento la cantidad de colillas de cigarrillos que se arrojan cada día. Según los datos de la OMS son cerca de 6 billones de cigarrillos los que se consumen al día en el mundo, acabando en el suelo y en espacios públicos alrededor de 4,5 billones de colillas.
No son datos para alentar el nacimiento de otro producto colateral, pero al menos mientras se conciencia a la población de lo perjudicial que tiene el fumar, hay que aplaudir estas iniciativas para reducir la contaminación acústica y al mismo tiempo disminuir la degradación del medio ambiente.
Las colillas de cigarrillos, un problema medioambiental mayor que el plástico
Las colillas suponen el 13% de los residuos del mundo y encabezan la lista de contaminantes en los mares y océanos, siendo un residuo que tarda incluso más que el plástico en biodegradarse, por no decir las muertes que causan por contraer enfermedades respiratorias.
Si nos fijamos bien, la sociedad siempre crea vasos comunicantes ante determinadas circunstancias. Como hemos visto en este ejemplo se utiliza la problemática de un producto para crear los beneficios de otro nuevo. En este caso se reduce la contaminación ambiental reciclando las colillas de los cigarrillos para usarlos como aislantes acústicos.
Aún no sabemos cómo trasladarán esa funcionalidad al mundo real, quizás veamos más adelante algún tipo de panel compacto acústico o una fibra de hilo que se transforma en un tejido con cualidades absorbentes y que terminará siendo una cortina acústica.
Sea lo que sea, Altadis ya ha mostrado su interés por esta innovadora idea y se ha prestado a dar un empujoncito a estos imaginativos investigadores proporcionándoles algo de financiación para su proyecto.