Existen máquinas en líneas de producción que se comportan como cajas de resonancia y producen un ensordecedor ruido, para ello las mantas de protección acústica son una solución.
Además si se trata de una nave industrial con techos muy altos el sonido se amplifica mucho más, creando una atmósfera inaudible.
El ruido por tanto es un residuo invisible que solo da problemas y por tanto las empresas buscan soluciones de aislamiento con protectores que se adapten a su línea de producción, como es el uso de mantas de protección acústica.
Estas mantas cuentan con diferentes capas internas que favorecen la absorción del sonido, con una capa exterior ignífuga que protege de partículas incandescentes en líneas de producción con soldadura y en otro tipo de industria que precisa de una adaptación por su singularidad.
Máquinas de inyección, de corte y rebabado, taladradoras, soldadoras, etc…, suponen en una cadena de montaje la producción de altos niveles de contaminación acústica.
Por ejemplo, en líneas encadenadas por donde pasan materiales y que tienen que someterse a diferentes operaciones se aíslan determinadas zonas con fundas acústicas tubulares que además de absorber el ruido protege de posibles salpicaduras incandescentes.
Hay recintos que requieren de un aislamiento parcial considerándose para ello un acotamiento con forma de cajas acústicas para maquinaria, que consiste en una cámara de atenuación sonora.
En otras ocasiones pueden resultar algo complejas, con formas irregulares necesitando un diseño ajustado a sus dimensiones.
El encapsulamiento con mantas de protección acústica son muchas veces la solución más óptima aunque radical para algunos grupos de presión y sus conductos de salida que tienen que acotarse, obligándose a que la funda no toque directamente al grupo, quedándose a unos 30 centímetros para crear una cámara donde las vibraciones y el ruido terminen reduciéndose entre las diferentes capas de la manta acústica.
En el caso de la colindancia entre un recinto de instalaciones que comparte zonas ruidosas con otras de menos impacto, el nivel de repercusión de las máquinas normalizada han de ser inferior a 60 dB. (Ensayos realizados según la UNE-EN ISO 16283-1:2014).
Muchos de estos recintos comparten zonas ruidosas con otras de menos impacto sonoro, aunque la reverberación de grandes volúmenes requieren medidas que contrastadas con normas de ensayo como la UNE-EN ISO 3382-2 ofrezcan mejoras en reverberación, una cuestión clave para hacer más habitable zonas que a priori pueden parecer acústicamente frías.
Las mantas de protección acústica son una solución muy versátil que se pueden adaptar no solo a maquinaria muy ruidosa, también sirven para acotar zonas y crear cierta estanqueidad sonora entre áreas.