Un denominador común en los pacientes ingresados en los hospitales son los ruidos sutiles que parecen a priori insignificantes, pero que terminan por molestar a los pacientes que necesitan tranquilidad.
El paso de los carritos con medicamentos, el ir y venir de enfermeros o la simple conversación entre familiares y otros pacientes en los pasillos, hacen que el periodo de reposo y recuperación sea más tedioso y difícil.
Antes de que surgiera la pandemia, podíamos ver hasta algarabías entre enfermeros y conversaciones en corrillos, ruidos en hospitales que hoy con el coronavirus ha hecho que surja más distanciamiento social y el temor al contagio ha cambiado también nuestra forma de relacionarnos, evitando el contacto cara a cara entre personas.
Posiblemente ahora podamos haber observado menos interacción social por temor a contagiarnos.
Pero al margen de algunas paradojas existen muchas situaciones que provocan ruidos molestos, como por ejemplo el uso de carros de aparataje y medicación por los pasillos o el uso abusivo del teléfono móvil.
Los niveles de contaminación acústica en los hospitales no tienen por qué ser equiparados a los que solemos estar acostumbrados en el día a día de nuestras vidas.
El hecho de estar hospitalizados un cierto tiempo hace que toda transcurra más despacio y percibamos las cosas de forma más magnificada, como por ejemplo los pequeños ruidos en hospitales de los que hablamos en sus pasillos o la televisión de la habitación contigua.
La falta de sueño es sin duda el factor clave que termina por afectar a los pacientes que no descansan bien, como consecuencia de esos molestos ruidos.
En la sociedad actual, los hospitales son en teoría lugares de recuperación, reposo y confort, son a su vez lugares de generación de ruido, el cual puede afectar negativamente, tanto a los pacientes, que se encuentran en proceso de recuperación, como a los profesionales, poniendo en riesgo una atención sanitaria de calidad.
Es duro para cualquier persona acudir a un hospital por problemas de salud y tener que esperar en una sala de espera para ser atendido.
En una situación de este tipo se necesita un entorno agradable y de confort, espacios saludables y amplios que puedan organizarse con grandes cortinas de separación para hospitales.
Además, está demostrado que el ruido influye en la recuperación de los pacientes y puede inducir a la ansiedad y el nerviosismo, de ahí que estas cortinas a parte de organizar adecuadamente el triaje, sirvan de aislamiento a los pacientes de un entorno contagioso, también se acotan los ruidos evitando el eco y la reverberación.
Por eso es apremiante mantener bajos, los niveles de ruidos en hospitales y locales de atención médica.
La técnica de esclusa para aislar el flujo de sonido en determinados espacios es una solución válida y factible para las gran mayoría de habitaciones en hospitales.
La idea es la de crear una segunda puerta con una cortina acústica adosada, de modo que al abrirse la primera puerta la segunda permanece cerrada y al abrirse ésta la primera se cierra.