No está del todo claro que la tecnología Wi-Fi al utilizar por lo general la banda de 2,5 GHz (2,5· 10^9 Hz), provoque problemas de salud. Las cortinas aislantes pueden reducir estas ondas, aunque estudios realizados en Europa han demostrado que crean campos electromagnéticos con radiaciones no ionizantes, no está demás protegerse utilizando una combinación de cortinas acústicas y anti-electromagnéticas.
Un problema para la salud
Estas radiaciones pueden ser causantes de diferentes patologías alterando las reacciones químicas o inducción de corrientes eléctricas en los tejidos y las células, aunque sin llegar a cambiar la composición del núcleo celular, que sería las causadas por los rayos gammas o «X».
Tanto los ordenadores y teléfonos móviles pueden convertirse en ocasiones en generadores de ondas electromagnéticas. En sí una red wifi con uno o dos aparatos no supone un problema, pero si juntamos muchos puede que actúen perjudicialmente para la salud.
Actualmente podemos ver como aún existen grandes antenas de telefonía en edificios que han provocado mucha controversia, por ello en el campo de la investigación del sonido y las frecuencias podemos ver como han aportado soluciones para el aislamiento de estas ondas.
Las cortinas aislantes de ondas electromagnéticas cuentan con la ventaja de absorber y eliminarlas actuando como un blindaje, sobre todo durante la noche que es cuando nuestro cuerpo necesita regenerar el ADN de sus células necesitando la ausencia de ondas electromagnéticas.
Por ello nuestra glándula pineal produce las hormonas necesarias para la reparación del cuerpo con la melatonina que es un fuerte antioxidante.
Durante el día por la acción del Sol el cuerpo humano sufre de estas ondas electromagnéticas y si además le añadimos las creadas artificialmente por las redes de telefonía, estamos haciendo aún más daño a nuestro cuerpo.
Conviene recordar que somos seres bioquímicos, pero también somos de naturaleza bioeléctrica o mejor dicho de naturaleza bioeléctromagnética. Según decía (Semm, 1992), somos materia en movimiento continuo y en evolución, desde lo más simple e imperceptible a lo más complejo, pese a que no nos damos cuenta de ello.
Desafortunadamente la reparación celular no es posible a día de hoy y necesitamos una protección frente a las altas frecuencias emitidas por las ondas wifi.
Son cada vez más las voces que advierten de este problema, que aunque son una escasa incidencia por ahora, sí que añade estrés y otros síntomas asociados a determinadas dolencias neurológicas y al flujo sanguíneo.
En este sentido el estudio del sonido y las ondas han dado pie a crear cortinas aislantes y elementos de protección textil que se adaptan a lugares donde estos campos electromagnéticos hacen tanto daño.
Estudios muy detallados nos clarifican que los ritmos endógenos de nuestro cuerpo como son los cardiacos, los ritmos respiratorios, los del sueño, etc…, y los ciclos celulares precisan ser armonizados con otros ritmos exógenos ambientales o cósmicos, como son el día y la noche, las estaciones del año y el campo magnético de la Tierra, que contribuyen a esta integración global para que los cuerpos funciones adecuadamente.
Pero un exceso de ondas electromagnéticas en momentos inadecuados puede perjudicar nuestro buen funcionamiento neurológico y sanguíneo, de ahí que sean cada vez más las personas que busquen una protección extra cuando buscan comprar cortinas acústicas.